Viajero

Así, tan temprano, aquella mañana empezó raro el día, algo rozó mis piernas de la nada, luego lo vi ahí, tambaleándose, intentando mantener el equilibrio. Sus cuatro patas no le daban suficiente estabilidad y el andar de los pasajeros lo ponía más nervioso.

Me pareció extraño verlo ahí, andaba de principio a fin, olfateaba, se recostaba al lado de algún despistado, se percataba del error y volvía a buscar entre las piernas de los pasajeros, esquivando pisotones, frenadas por topes y baches, bultos y mochilas en la obscuridad de aquella madrugada y mala iluminación del interior.

Varios conscientes de su angustia solo se limitaban a mirar, otros como no queriendo saber se hacían los dormidos, para evitar el drama y no ceder el lugar. Muchos bajaron, otros subieron, supongo que la intención de seguir y encontrar a su amo se convirtió en una misión para sobrevivir, se le veía agitado, desesperado, no agresivo, pero si acorralado. No entendía la situación no recibía más que empujones.

Al llegar a la terminal, todos descendieron, el chofer sorprendido tuvo que correrlo del autobús, creo que solo yo estaba enterado de su infortunio. Algunos pocos que llegaron al final del viaje se percataron de su presencia y se dispusieron a correr a sus destinos sin darle importancia.

Me sentí culpable de que algo pudiera pasarle después, así que lo llame, movió la cola como siempre al verme, improvise un collar y lo lleve de regreso a casa.

El omar